Hospitales colapsados y promesas vacías: la salud pública de San Isidro en estado crítico
Mientras las autoridades municipales anuncian mejoras y digitalización falsas, los vecinos enfrentan largas esperas, falta de insumos y profesionales desbordados. La realidad en los hospitales de San Isidro dista mucho del discurso oficial.
La situación sanitaria en San Isidro ha alcanzado niveles preocupantes. A pesar de los anuncios oficiales que prometen mejoras sustanciales, lo que se vive dentro de los hospitales municipales es desorganización, saturación y un malestar creciente entre vecinos y profesionales. El Hospital Central de San Isidro, principal centro de atención pública del distrito, no da abasto. Largas filas para sacar turnos, hasta 9 meses de espera para estudios clínicos básicos y sectores que funcionan a medias por falta de insumos son parte del panorama habitual. A esto se sumó un hecho grave: la caída del sistema de historia clínica digital en los principales hospitales del distrito. Según Zona Norte Diario (21/06/2024), médicos denunciaron que no podían acceder a antecedentes ni resultados de laboratorio, lo que generó confusión, pérdida de turnos y riesgo real para el seguimiento de pacientes. En junio también se vivió un episodio que dejó al descubierto el deterioro edilicio: durante la ola polar, el Hospital Central estuvo sin calefacción, afectando gravemente a pacientes y personal. El reclamo también escaló internamente: el 11 de junio, según informó Infoban, los profesionales de la salud realizaron un paro activo, denunciando sueldos por debajo de la línea de pobreza y condiciones laborales indignas. Las guardias están desbordadas, y los insumos, cada vez más escasos. Pero quizás el hecho más alarmante ocurrió meses atrás, cuando el intendente Ramón Lanús firmó la adhesión al Sistema de Atención Médica Organizada (SAMO) de la Provincia de Buenos Aires. Desde entonces, 17 millones de bonaerenses pueden atenderse en los hospitales de San Isidro, financiados con el presupuesto municipal. Esta decisión no fue debatida con los vecinos ni compensada con fondos provinciales. Mientras tanto, la gestión intenta sostener su relato con promesas de digitalización, refacción y modernización. Pero como concluye nuevamente La Nación (03/06/2024), no hay mejoras sostenidas ni cambios reales que devuelvan confianza a los vecinos. Lo cierto es que, para quienes dependen del sistema público, las promesas no alcanzan. En palabras de una madre entrevistada en Boulogne: “Si tu hijo se enferma, andate a San Fernando. Acá no hay guardia, no hay médicos. Nada. Hay abandono.”
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